Memento.
Historia de la Deuda Externa Uruguaya
De cada nueva crisis económica internacional y nacional –como ha sido siempre, en ese orden- emergemos, como en la película "Memento", en el mismo lugar donde quedamos y como sin recordar nada de lo que ha pasado.Nuevas autoridades del Estado, ciudadanos que la sociedad de las clases uruguayas dominantes –las clases altas, la oligarquía y sus miles de fieles servidores- consideran ilustres o dignos de consideración, más los integrantes de la burocracia toda, salen al cruce de las lamentables consecuencias que traen las nuevas debacles de la economía sobre la calidad de vida del ser humano en general (la malavida), con las mismas joditas de siempre…Explicaciones y frases hechas es lo que sobra. Todo con tal de alimentar la Esperanza…Una buena forma de ver todo este efecto de reinicio -x usar un término en boga-, de resetear la historia, digamos, es observar la evolución de la Deuda Externa Uruguaya, x ejemplo.El 30 de Junio el Banco Central divulgó el capital adeudado x el sector público, que en el trimestre enero-marzo pasado alcanzó la cifra de US$ 17.238 millones (sí, más de 17 mil palos verdes). Si le sumamos los intereses (que creo que van hasta el 2038), unos US$ 11.522 millones más (más de 11 mil palos verdes), estamos debiendo casi US$ 29.000 millones (unos 29 mil millones de dólares, sí).Hace unos 40 días atrás o algo así me topé con una publicación llamada La Posta (que no sé si sigue saliendo), en donde el dirigente del gremio bancario e integrante de la dirección de AEBU (también integrante de la dirección del Partido Socialista de los Trabajadores, Frente Amplio), el señor Aldo Gili, escribe sobre –como él titula- “Nuestra ‘deuda’ eterna de cada día”.En el artículo Gili reflexiona que “desde la salida de la dictadura, pasando x las crisis mundiales de la deuda del 82 (x estos lares se le llamó el “quiebre de la tablita”), del 94 y el 99, el capital financiero especulador tuvo mucho cuidado en tergiversar, falsear y ocultar el verdadero sentido de esta deuda. El posmodernismo progresista del que hablamos fue y es funcional a esta maniobra. De los contratos de deuda, con bancos o grupos de bancos e inversores, de las décadas del 70 y 80, se pasó, poco a poco, a diversas formas de bonos y letras de deuda; en distintos grados y modalidades. Pero además se cambiaron las formas contables y los rubros para registrar la deuda.” No es asunto menor pensar en que las perdidas del engaño se licuan en el caldo del ESTADO –así las absorbemos todos, como un virus, casi sin darnos cuenta-, mientras que las ganancias siempre se las lleva el PRIVADO.Pero Gili también –y con acierto- incorpora los números de la deuda interna: “esa que debemos a los bancos, a las tarjetas, a los comercios, etc.”. La sitúa en torno a los US$ 8.000 millones, más US$ 4.000 millones de intereses hasta el 2014. Total: US$ 12.000 millones (sí, 12 mil millones de dólares).Y, x si fuera poco, Gili denuncia algo increíble: “Hay otra cosa muy grave, ‘desaparecieron’ de la contabilidad del Banco Central 8.500 millones de dólares de deuda. A marzo de 2008 debíamos al exterior x todo concepto (capital + intereses) 29.500 millones de dólares hasta el 2036. En diciembre del 2008 debíamos –según el mismo BCU- 21.000 millones.”Actualizando completamente la información, si hoy estamos debiendo unos 29.000 millones de dólares x todo concepto (capital + intereses), y le sumamos los números de deuda externa que ‘desaparecieron’ del Central según Gili -en un hecho verdaderamente gravísimo que DEBE ser explicado-, unos 8.500 millones de dólares, más la deuda interna de la que nos habla el gremialista –los 12.000 millones de dólares-, el total de deuda nos da: US$ 49.500 millones. Sí, casi 50 MIL MILLONES DE DÓLARES.Pensar que en 1968 debíamos US$ 50 millones (¡cincuenta millones de dólares tan sólo!). Ya en 1973, a la entrada de la dictadura estábamos en 500 millones de dólares (se había multiplicado x 10); y en 1985 cuando arrancamos la nueva democracia, la deuda externa era de unos 4.000 millones de dólares (US$ 4.000 millones).Aún tomando hoy x buena la cifra oficial del Banco Central de US$ 29.000 millones de deuda externa pública x todo concepto, se llega a la amarga conclusión de que en cada una de las gestiones realizadas en cada periodo democrático, la deuda externa creció a un promedio de US$ 5.000 millones x gobierno. Sí, 5 mil millones de dólares x cada gestión democrática gubernamental de 1985 al 2010. Triste gestión, ¿o no?Ahora acá es donde entra el efecto memento. Alcanza, nomás, con repasar un poco de historia para saber que siempre fue igual.No pienso arrancar x lo que España llamó descubrimiento de América, que no fue otra cosa que la conquista del continente, xque todo el mundo sabe quién se llevó el oro y quiénes nos quedamos con los espejitos, como se estila decir. Pero baste repasar la “Historia Ilustrada de la Civilización Uruguaya”, la notable y legendaria colección de Arca de finales de los 60, dirigida x el propio Ángel Rama, para observar que todas las “repúblicas latinoamericanas nacieron con un oneroso y hasta si se quiere heroico estigma: la deuda pública. Contraída para atender las urgencias de los ejércitos revolucionarios, se transformó de necesidad con cara de hereje, en hereje sin necesidad.” “En el Uruguay” – dice Julio C. Rodriguez basado en importantísimos documentos históricos de Eduardo Acevedo, Carve, Faraone, Faria, Gómez y Montero Bustamante-, “en el Uruguay, aquellos modestos compromisos del Cabildo rebelde de 1822-23, y los todavía aceptables sometimientos de los que financiaron la revolución de 1825, fueron adquiriendo un carácter progresivamente más turbio con la cohorte usurera que financió la expedición de Rivera a las Misiones y que aprendido el oficio se descargó sobre el país independiente a partir de 1830.” X eso no teme en señalar que “En el principio fue la usura…”, como reza el título del primer capítulo, o que “la Banca y la Deuda Pública fueron los ‘grandes negocios’ del Uruguay precapitalista”, todavía no llegada la época liberal.O sea que nacimos con Deuda y moriremos con ella.Como en aquellas primeras épocas de la nación, las clases altas uruguayas, la banca internacional (principalmente de Londres), y los funcionarios de turno que han gestionado la Deuda Pública, han sido un sólo corazón en el negocio.Y si piensan que hoy no es así, sepan, con toda certeza, que los principales acreedores del Estado uruguayo son inversores institucionales o particulares que poseen bonos x unos US$ 13.000 millones de dólares. …Y que sigue estando entre las clases altas, la banca internacional y los funcionarios de turno la cuestión.Si en África se concentra la mayor pobreza, es en América latina -que se lleva apenas una cifra cercana al 3% de las ganancias del mundo- que estamos a la cabeza en desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, combinando como ninguno la extrema riqueza con la pobreza extrema.Parafraseando al gran teórico francés Guy Debord digo que la autoridad ha obrado. Acá está el resultado de lo obrado x la autoridad.Creo que nuestra situación económica es grave.
Daniel Figares
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